Teherán imprescindible: Golestan y Museo de las Joyas

El Aeropuerto Internacional Imán Jomeini es la puerta de entrada a Irán y a Teherán, su capital. Teherán es por lo tanto, un punto obligado de paso para casi todos los viajeros. No es ni la ciudad más impactante ni la más sorprendente, pero para la mayoría de los viajeros es su primer contacto con la realidad iraní.

Como muchas capitales del mundo, Teherán es un aperitivo de lo que se esconde en el país. Aunque actualmente es un caos de tráfico importante, contaminación y grandes avenidas da pinceladas de lo que esconde el país.

Teherán acumula algunos atractivos turísticos que merecen que le destinemos un par o tres de días o bien a llegar o al partir del país persa.

Durante el tiempo que se esté en la capital visita obligada es el palacio de Golestán, construído durante el reinado de la dinastía Qajar, que gobernó el país entre 1795 y 1925.

Exterior del palacio de Golestán

Los Qajar, de origen turco, movieron la capital a Teherán y construyen palacios y movimientos para que la nueva ciudad principal del país destacara. Las construcciones eran una mezcla de elementos tanto tradicionales iranís como franceses o rusos.

Golestán, el Versalles iraní en Teherán

De hecho al complejo de Golestán se le apoda el Versalles iraní por su palacio ajardinado y su tremenda opulencia. Si por fuera del palacio central se suceden los porches y los jardines con conducciones de agua más típicos de Irán, por dentro el palacio es un canto a la decoración sobrecargada.

En el interior destacan las salas llenas de muros de espejo donde verse reflejado es todo un juego. Los pequeños espejos cortados en formas geométricas recubren paredes, columnas, escaleras y cualquier elemento que se ponga por delante.

Interior de una sala del palacio de Golestán

Pasear por los jardines y entrar dentro del palacio te permite soñar como sería vivir en esa época en Irán. Por descontado en la clase más alta y sumergirte en el nivel económico que tenían.

Cerámica que podrás admirar en una de las salas del palacio

Si quieres que se te abran los ojos y la boca con las riquezas del país te puedes escapar al Museo Nacional de las Joyas. Deja en el autocar o en el hotel la cámara porque dentro no se pueden hacer fotografías. Tampoco se puede entrar con nada que pueda servir para esconder algo.

El museo se encuentra en los sótanos del Banco Central de Irán, de hecho las piezas expuestas se encuentran en el interior de una caja fuerte en la que se entra andando como si de una película se tratara.

Corona Pahlevi

Además de varias pequeñas piezas muy antiguas, se encuentran excentricidades como un globo terráqueo fabricado con más de 50.000 joyas o la corona Pahlevi. Pero una de las joyas más preciadas es el diamante ‘Darya ye Noor‘ con un peso de 182 kilates.

Si os apetece ver otros museos en la capital del país, también se encuentra el Museo de las Alfombras.

Arantxa: