Si estás planeando un viaje a Birmania no puedes dejar de poner en tu ruta el Lago Inle. Habitualmente se llega desde Mandalay por carretera y una vez llegas a una de las orillas del lago ya no volverás a usar ningún otro transporte terrestre. El lago mide 22km de largo y 10km de ancho.
El lago es un remanso de paz y tranquilidad, la mayoría de hoteles o alojamientos donde quedarse están encima del agua. O bien con pilares clavados al fondo del lago o estructuras apoyadas en los bordes pero que entran dentro del agua como el Pristine Lotus Resort.
La imagen más típica del lago es sin duda la de los pescadores con las jaulas de red y que usan el pie para seguir remando. A día de hoy aún se pueden ver pescadores realizando el arte tradicional de pescar, aunque algunos, los más artísticos para las fotografías están ‘subvencionados’ por los hoteles y comercios de la zona.
Sin duda tocará alquilar una excursión en canoa por el lago porque solo así podrás llegar a ver los jardines flotantes, parecidos a los holandeses pero con un toque asiático.
Si piensas que el lago es solo un lugar turístico, hay zonas que sí pecan en exceso de bares y comercios para turistas, estás equivocado. Encima de las aguas del Lago Inle viven muchas famílias que cultivan los huertos y trabajan en los talleres de la zona.
Puedes ver a los niños regresando de la escuela y encaramándose a los palos para subir a sus casa que tienen una entrada a nivel del agua y otra más arriba.
Y como no falla en Birmania, si hay gente, hay templos, de hecho puedes visitar en el pueblo de Inpawhkhon la pagoda de Phaungdaw Oo y el monasterio de Nga Phe.
La comida, gracias a los huertos que hay en el Lago Inle, es súper fresca y además podrás cocinarla ya que hay varios lugares que son talleres de cocina birmana.
